domingo, 1 de agosto de 2010

Frost/Nixon o la verborragia nacional


La película Frost/Nixon del año 2008, dirigida por Ron Howard y protagonizada por Frank Langella y Michael Sheen en los roles de el ex Presidente de los Estados Unidos Richard Nixon y el periodista de la televisión inglesa Davis Frost, respectivamente, se basa en hecho sucedidos en la vida real. Corría el año 1977 y luego de tres años de silencio tras su dimisión como Presidente de los Estados Unidos Nixon decidió romper el silencio y dar una entrevista. Para ello eligió al periodista de la TV inglesa David Frost. Las televisoras de la época no apostaron al proyecto y Frost tuvo que financiar con su propio patrimonio el proyecto. Finalmente acordaron 4 entrevistas, la última de las cuales estaría destinada al caso Watergate que lo había llevado a dimitir. Durante las 3 primeras jornadas de grabación el ex Presidente evade todas las preguntas de Frost haciéndole perder la confianza en sí mismo y pre-anunciando el fracaso de las entrevistas, pero antes de la última jornada sucede un hecho sorpresivo que genera que Frost gane confianza, se convierta en un entrevistador totalmente diferente y logra obtener de Nixon declaraciones históricas para la época.
Que fácil le resultaría a David Frost tener un programa en la TV local donde basta con darle un micrófono a cualquier personaje para obtener declaraciones escandalosas o cuando menos polémicas.
Modelos, políticos, actores, productores, funcionarios día a día alimentan horas de radio y TV y centímetros de prensa gráfica con declaraciones que antes hubiesen necesitado de un Frost. Sin que nadie los fuerce, solitos, dan de comer al periodismo.
Este año funcionarios del mas alto rango nacional salieron a los medios a contestarle a un modelo que declara haber sido asaltada. Otras figuras públicas salen del placard, reconocen sus vicios del pasado y hasta están los que frente a las cámaras aceptan haber cometido delitos.
No debemos desmerecer las artes de nuestros periodistas y entrevistadores que ejecutan el arte de la pregunta y la repregunta de manera excepcional.
Pero, a mi modesto parecer, hoy Frost se aburriría mucho porque lo que en el año 1977 casi le lleva la vida, hoy lo tiene servido.