Los últimos días, a partir del nacimiento sin vida del hijo que esperaba la pareja conformada por Juana Viale y Gonzalo Valenzuela, y mas tarde con el violento encontronazo entre los miembros de la prensa y los empleados de seguridad del Sanatorio de la Trinidad de Palermo se reactivó una discusión eterna acerca de los límites en el derecho a informar, la invasión a la privacidad y las consecuencias que puede generar el hecho informativo.
Sin dudas la impensada tragedia sufrida por la pareja de actores hizo que en la mente de todos y cada uno de nosotros se reactivase el, aún fresco, recuerdo de las fotos que desencadenaron uno de los mas resonantes escándalos de lo que va del año.
Se hicieron miles de especulaciones acerca de si la tragedia podía ser o no consecuencia del boom mediático que desencadenaron las fotos de la infidelidad.
En los mismos programas de radio y TV lo que una semana fue burla, parodia y chiste fácil se convirtió, merced a la cruda realidad, se convirtió en investigación periodística, cobertura mesurada, algo de autocrítica y muestras de respeto y solidaridad.
En medio de esta situación, la visita de la Sra. Mirtha Legrand al sanatorio donde Juana transitaba su post-operatorio era una de las notas mas esperadas, cuando se da, desencadena otro hecho lamentable. Una batalla campal entre fotógrafos y miembros de la seguridad del centro médico. Las imágenes de la TV fueron indiscutibles, ambas partes perdieron la cordura. Los fotógrafos argumentan la necesidad de tomar varias fotos y de muy cerca cuando el objetivo está rodeado de vidrios polarizados. A su vez, es cierto, los empleados de seguridad no tienen jurisdicción en medio de la calle, donde se dio el entuerto.
Un hecho llamativo fue ver a un fotógrafo atacar a un empleado de seguridad con su cámara, agitándola tomada de la cinta que se utiliza para colgarla del cuello. Llamativa porque hemos visto, infinitas veces, a los mismos fotógrafos violentarse ante el mínimo contacto de un extraño con su ¨herramienta¨ de trabajo.
Volviendo a la cuestión de los medios y los posibles efectos - nocivos, claro - del desempeño de sus miembros, frente o detrás de pantalla, podemos mencionar varios casos que en su momento fueron reactivando el eterno debate acerca del tema.
Quizá, en los últimos años, el más recordado es la trágica muerte de la Princesa Diana de Gales, el 31 de agosto de 1997 quién escapando del acoso de los reporteros gráficos encontró la muerte, junto a su pareja Dodi Al-Fayed y el chofer Henry Paul en un accidente de tránsito en el Túnel del Alma en la ciudad de París. Diana y Dodi habían urdido un montaje, saliendo por la cocina del Hotel Ritz para evadir a los periodistas que los aguardaban, pero algunos no creyeron el señuelo. Nunca quedó demostrado si los miembros de la prensa tuvieron responsabilidad en el accidente ya que, aparentemente, el chofer había bebido y consumido medicamentos. Lo que sí es seguro y levantó polvareda fue el accionar de la prensa cuando de inmediato arribaron al lugar del accidente. Aparentemente pocos se ocuparon de socorrer a las víctimas, y la prioridad estuvo en tomar fotografías, incluso de la Princesa que se encontraba agonizante. Muchas versiones se manejaron alrededor del accidente, complot para asesinarlos, participación o no de la prensa, cuanto tardaron en llegar los paramédicos, si Diana estaba embarazada o si se iba a anunciar la boda inminente entre la ex futura reina y el empresario. Lo que no se puede dudar fue que quienes estuvieron en el ojo de la tormenta fueron los medios, en especial los llamados paparazzi...
Claudia Sánchez y el ¨Nono¨ Pugliese fueron por años sinónimo del glamour nacional. Eran la cara, y cuerpos de una marca de cigarrillos que los hizo recorrer el mundo y visitar los lugares mas lujosos del mundo, las ciudades mas exóticas y los paisajes mas paradisíacos. Con el paso del tiempo se convirtieron en importantes empresarios pero la vida los llevó a separarse. El Nono reconstruyó su vida y el 09 de julio de 1993 se encontraba cenando con su nueva pareja en un restaurant del barrio de Palermo. Cuentan que un fotógrafo se acercó hasta allí buscando famosos, que solían concurrir pero se encontró solo con el ex-modelo y empresario. Se fue buscando otro objetivo pero, aparentemente al no lograrlo, decidió regresar. Al verlo el Nono le pidió al encargado del local que acompañe a su pareja hasta el auto que él intentaría no ser fotografiado saliendo por los fondos del local. Luego de esto vienen las dudas y muchas preguntas, la realidad es que el empresario habría intentado escapar por los techos de la vecindad y al pisar la chapa de un taller mecánico cayó y encontró la muerte esa madrugada en un centro asistencial. Fractura de tórax, cráneo y lesiones varias lo llevaron a la muerte. Mucho se dijo en ese momento acerca de el porqué de la huída, se especuló con otras relaciones del ex-modelo y un divorcio millonario, pero sin dudas el comentario más ¨complicado¨ habría venido de un famoso periodista de TV y gráfica quién consultado sobre el suceso habría expresado: "Si yo me entero que cuando mando un fotógrafo pide permiso, lo echo. Primero sacá la foto, después pedí permiso, le digo. Este negocio no es un té de señoritas".
En noviembre de 2007, Svetlana, una mujer rusa de 30 años que residía en España desde hacía ocho años, recibió la invitación a un Talk-Show donde le prometieron que alguien muy querido tenía algo para decirle. Acudió feliz, seguramente pensó en algún familiar traído desde su país para paliar tanta soledad. Ya en el programa se encontró con Ricardo Navarro, su ex pareja de quién se había separado con denuncias de maltrato de por medio y una sentencia incumplida a 11 meses de prisión. Navarro le propuso matrimonio y Svetlana sorprendida lo rechazó ante miles de espectadores. A los pocos días Navarro y Svetlana fueron noticia nuevamente cuando se descubrió que luego del rechazo público el la asesinó a puñaladas. Los responsables del programa adujeron desconocer los antecedentes de la relación, pero la sociedad española enseguida puso en la mira a los medios de comunicación.
No son estos los únicos hechos en los cuales los medios de comunicación se han visto envueltos en situaciones que resultaron o pudieron haber terminado en tragedia. El cieneasta Juzo Itami se habría quitado la vida al descubrir que estaban a punto de publicarse unas fotos donde se lo veía con una joven actriz que sería su amante.
Brad Pitt, la madre y los hijos de Michael Jackson y Robert Pattinson el protagonista de la saga ¨Crepúsculo¨ sufrieron diversos acosos de paparazzis que provocaron accidentes de tránsito, por suerte son víctimas fatales o heridos graves.
Es claro que el derecho a informar debe garantizarse y que quienes, por decisión propia se convierten en figuras públicas deben asumir ¨el costo¨ que implica esa exposición pero también es importante definir los límites entre los derechos de las personas involucradas, en especial familia y relaciones de quienes exponen su vida y no deberían resultar afectados por el accionar de los medios.
Seguramente esta no será la última ocasión en que se discutan estos temas, especialmente porque son tomados casi como una noticia mas y pocas veces el análisis excede los paneles televisivos, las columnas en medios gráficos o los programas de noticias...